Anoche

Anoche tuve una revelación de algo que no sé qué es. Más sentimientos, muchas emociones pero, esta vez, nuevas. Después de años me senté frente a mi vieja computadora, obligada a actualizarla ya que me habían conectado el servicio de internet.  Encontré una carpeta con fotos y otras con videos. Las sensaciones fueron indescriptibles. Me parecía estar mirando a otra persona.
Lo primero que vi fue un video que hice de mi hija cuando cumplió sus 7 años.  Aparecen fotos desde mi noviazgo con su padre y de mi maternidad desde que era bebé. Después, ella bailando, siempre sonriendo, siempre hermosa. Recuerdo que cuando nació no podía creer que fuera blanca (lógicamente pensé que predominaría mi color de piel) tan bella. Original, única.  Yo estaba en pocas fotos y no me reconocía . Cuánta vida pasó en estos 11 años. No podía incorporarlo como algo vivido por mí.
Después, encontré el video de la construcción de la casa. Cuánto significado en cada edición. Increíble nuevamente pensar en que pasé por eso. Había pocas fotos de él - ese que dejé que me chupe la vida- y también lo vi lejano e imposible ¿Quién era yo antes de ahora? ¿Cuán perdida estuve?
Me atrevo a decir que cada cosa que hice no tenían que ver conmigo. Es que, tampoco era yo. Era, pero con mis emociones bloqueadas. Con una madre inventada. Repetía una historia que no existía, porque ella no era madre, sino araña. Araña con telas de culpas, con osos de  corrupción, con noches de horror olvidado. “Madre cloaca” decía Sábato y nunca pude terminar de leer ese libro.
Claro que no era. Claro que necesité ser bautizada nuevamente para poder resignificarme. Acá apareces otra vez. Y, entonces siento que hubo un para qué y vuelvo a sentir tu abrazo de almas. El universo me regaló tus palabras ¿creerás en ellas?

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